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Bondades de los grupos


•    Dejar de sentirte como un bicho raro: Es habitual pensar que lo que te sucede a ti es algo excepcional, raro,  por ese motivo te avergüenzas de tus síntomas y los ocultas a la sociedad. En las sesiones de grupo se puede hablar abiertamente de ellos y descubrir que no sólo los experimentas tú, sino que es más habitual de lo que pensabas, lo cual tranquiliza y es terapéutico.


•    Las mujeres dejan de sentirse solas: las participantes descubren que hay otras mujeres que viven problemáticas parecidas. Dejan de sentirse aisladas, logrando compartir sus emociones y pensamientos sin miedo al juicio.


•    Las intervenciones de las participantes son muy útiles para el trabajo grupal: las co-terapeutas requieren de las intervenciones de las participantes como material de trabajo. Escuchar  vivencias  de otras personas similares a las tuyas, te ayuda a reparar conflictos y sanar heridas.


•    Confidencialidad: en el grupo de apoyo hay un compromiso de confidencialidad sobre todo lo escuchado. Otros acuerdos básicos son: asistencia, puntualidad, no están permitidos los insultos y respetar el turno para hablar sin interrumpir.


•    Ayuda a sentirse comprendido y aceptado: el sentido de pertenencia y aceptación, aumenta la seguridad personal. Se crean fuertes lazos: Si tus dificultades han conseguido que te sientas aislado, la terapia de grupo suele ayudar a generar un grado de compañerismo, relacionarte y salir del hermetismo.


•    Los consejos que das pueden animarte al cambio:  A veces, damos consejos y no los aplicamos en nosotros. En las sesiones grupales las personas del entorno te aconsejarán cosas que quizás tú has recomendado alguna vez y eso te permite comprometerte y esforzarte  contigo mismo. Además, ayudar a otras personas permite sentirse mejor y te obliga a descentrarte de tus problemas. Escuchar y ayudar a otros hace que por un momento no tengas el foco puesto en lo que te sucede a ti.